Cuando no se ha tenido especial cuidado con el suelo hidráulico durante el transcurso de una obra el resultado puede ser difícil de solucionar. El cemento, la perlita y otros materiales que se usan en una reforma pueden manchar las baldosas hidráulicas de forma permanente o adherirse a ellas.
La mayor complicación de este tipo de problemas son la cantidad de cemento y pintura que nos solemos encontrar sobre la superficie del suelo hidráulico. La solución no es sencilla, la composición de las baldosas hidráulicas es la misma que la del cemento, por lo que cualquier producto que exista en el mercado para quitar el cemento nos dañara la superficie del suelo hidráulico.
Lo primero que tenemos que hacer para realizar la limpieza del suelo hidráulico es retirar todos los pegotes de cemento, perlita y pintura mediante una espátula o rascador.
Una vez retirado el residuo de cemento más grueso procederemos a retirar el resto de cemento que tenemos en toda la superficie del suelo hidráulico. Para ello usaremos un detergente alcalino y una maquinaria especializada, repitiendo este paso cuantas veces sea necesario.
Cuando hayamos retirado el cemento de las baldosas hidráulicas, prestaremos especial atención en las posibles manchas que se nos hayan podido quedar, trataremos de identificar su origen y si es posible se procederá a su limpieza.
Una vez que las baldosas estén limpias y secas, podemos comenzar con el tratamiento antimanchas del suelo hidráulico. De esta manera dejaremos las baldosas hidráulicas protegidas y con una textura sedosa, la cual, nos facilitará la limpieza diaria.