Este año 2017, hemos comenzado realizando uno de esos trabajos por los que merece la pena dedicarse a esta profesión. No podríamos haber realizado esta gran recuperación sin la formación adquirida en todos estos años de experiencia. Este ha sido sin duda el trabajo de restauración de pavimentos más complicado que hemos realizado hasta el momento y estamos bastante orgullosos del resultado obtenido.
El Parador de Carmona o Alcázar del Rey Don Pedro, fue declarado monumento de interés histórico-artístico el 3 de junio de 1931 y declarado Bien de Interés Cultural el 22 de junio de 1993.
Aunque Carmona tuvo gran importancia durante la época romana, fue en tiempos del islam cuando tuvo mayor esplendor. En esta época se convirtió en sede sucesiva de gobernadores y reyes Taifas, tomando así una forma más completa, similar a la que hoy presenta. Esta fortaleza podría haber sido usada por los Birzalíes para poner en jaque a la Taifa de Sevilla.
Tras la reconquista, fue tomado por los cristianos y el rey Pedro I de Castilla lo hizo restaurar en el siglo XIII, mandándolo arreglar por los mismos maestros que trabajaron en los Reales Alcázares de Sevilla, convirtiéndolo así en uno de sus palacios favoritos. Los Reyes Católicos levantaron el cubete y embellecieron las dependencias reales.
El edificio fue severamente dañado por el terremoto de Carmona de 1504 y el terremoto de Lisboa de 1755. Tras varios siglos de inercia y abandono, fue la Sociedad Arqueológica de Carmona la que, a finales del siglo XIX, encarga su reconstrucción al arquitecto José Luís Picardo.
Estas obras, acabarían transformando el alcázar en el actual Parador de Turismo Alcázar del Rey Don Pedro. El alcalde Francisco Ojeda Montero, inauguró el Parador el 30 de marzo de 1976, a la cual asistieron los Reyes de España, Don Juan Carlos I y Doña Sofía.
El Parador de Carmona, se encuentra situado al oeste del recinto amurallado y en el punto más alto de Carmona, en la calle Los Alcázares de la localidad. Se accede a él por un gran arco de herradura apuntado, el patio de armas está defendido por tres torres y desde la terraza se tiene una buena perspectiva de la Vega de Carmona.
Nuestro trabajo ha consistido en la retirada de todas las capas de barnices, ceras y demás productos que se le habían ido echando a las baldosas de barro durante años. Estos productos habían creado una capa superficial al suelo que no lo dejaba transpirar ni mostrar la belleza natural del barro.
La película superficial se había estropeado con el tránsito de personas, maletas y carros, dejando la solería en un estado lamentable y de muy difícil recuperación.
Gracias a nuestro trabajo, el suelo de barro vuelve a mostrar todos sus matices de colores y texturas, comienza a transpirar y a envejecer de forma natural, adquiriendo cada vez más belleza y nobleza.